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Día a día nosotros creamos nuestro propio mundo, y aquí os muestro un pedacito del mío.



sábado, 3 de septiembre de 2011

Una tarde de Septiembre...






A día de hoy, entro, sobre las cuatro de la tarde, y no se oye nada, absolutamente nada, está solo y vacío, si se oye algo son los maullidos de los gatos que me siguen; en el antiguo Egipto los gatos eran los guardianes del inframundo... Visito a quienes me sienta bien visitar y me quedo allí haciéndoles compañía, por un instante comparto con ellos alguna anécdota que se han perdido, para que no se sientan solos, para que día tras día recuerden que no me he olvidado de ellos. Sinceramente no me importaría quedarme allí sola, porque sé que realmente no lo estaría. Me sentaría en el césped a leerles un buen libro a todos, incluso a los que nunca tendré el placer de conocer, me sentiría tan bien conmigo misma que se me ponen los pelos de punta al pensarlo.Sería tan placentero.Nada más podría consolarme, solo el saber que están allí conmigo, y el que ellos sepan que estoy ahí con ellos. Nada más.

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